
¿Cómo saber si tengo hambre emocional?
El hambre emocional aparece de forma repentina, con deseo por alimentos concretos, y sin una señal física clara. Suele estar ligada a momentos de ansiedad, estrés o tristeza, y responde a una necesidad de calmar algo interno más que a nutrir el cuerpo.

¿Qué significa sanar la relación con la comida?
Sanar la relación con la comida es poder comer sin culpa ni control constante. Implica dejar de usar la comida como única vía para gestionar el malestar y empezar a entender qué función tiene esa forma de comer en tu historia personal.

¿Cómo trabajar la relación con la comida?
Trabajar la relación con la comida no es corregirla desde fuera, sino comprenderla desde dentro. En terapia se explora qué emociones, pensamientos o situaciones están influyendo en cómo comes, para poder cambiar sin forzar, con tiempo y escucha.

Cuando comer se vuelve difícil
Comer con culpa
Cuando lo que debería ser algo simple se convierte en un juicio constante. Cada bocado se mide, se justifica o se castiga. Comer no calma: activa la culpa.
Dejar de confiar en el cuerpo
Se ignoran señales de hambre y saciedad por miedo o control. Lo corporal deja de tener valor propio: manda la mente o la norma externa.
Obsesion con la comida y el control
Contar calorías, evitar ciertos alimentos, pensar en lo que se comió o se comerá. El pensamiento se queda atrapado en torno a la comida.

Cuando el malestar con la comida no encaja en una pauta externa
Hambre real vs hambre emocional
No siempre se come por hambre física. A veces se come para calmar, llenar, evitar o silenciar. No es falta de fuerza de voluntad: es otra forma de hablar.
Más que un menú
Los menús pueden ordenar una semana, pero no pueden escuchar lo que hay detrás de un atracón, una restricción o una obsesión.
La terapia no sustituye la alimentación, la piensa.
Si ya no se sabe cómo comer
Comer se llena de preguntas, prohibiciones, dudas. Lo que antes era natural, ahora genera ansiedad. El cuerpo y el deseo se desdibujan.

Cuando seguir una dieta no es la solución
No fallaste, la dieta no funcionó
Muchas personas llegan con la sensación de haber hecho algo mal.
Pero no es una cuestión de voluntad. Cuando algo se repite, se escapa del control y necesita ser escuchado, no corregido.
Cuidarse no es seguir normas
Las pautas estrictas pueden hacer creer que cuidarse es sinónimo de obedecer.
Pero el cuidado no se impone desde fuera: se construye cuando se entiende lo que se sostiene detrás del síntoma.
Lo que hay detrás del «comer bien»
No siempre se trata de qué se come, sino de por qué se come de cierta manera.
El trabajo terapéutico se centra en esa lógica: en lo que empuja, en lo que calma, en lo que se calla.
¿Qué se trabaja en esta terapia?

Lo que se repite sin explicación
Hay formas de comer que se imponen aunque no se quiera: comer sin hambre, evitar ciertas comidas, pensar en compensaciones.
En terapia no se juzgan: se escuchan.

La relación con el cuerpo
A veces el cuerpo se vuelve medida de control, objeto de rechazo, fuente de angustia.
El trabajo terapéutico permite poner en palabras lo que el cuerpo grita sin ser oído.

Culpa, vergüenza, silencio
No todo puede nombrarse al principio. Por eso, aquí no se exige claridad.
La culpa, el miedo o la vergüenza también encuentran su lugar para decirse.

Alimentación emocional sin juicio
Comer para calmar o tapar emociones no es una debilidad: es una forma de sostener algo que no se puede decir de otra manera.
La terapia no lo corrige: lo escucha.

Del control al sentido
El control absoluto sobre lo que se come es muchas veces una forma de intentar regular algo más profundo.
Aquí no se intenta quitar el control, sino entender su lógica.

Y si se requiere apoyo nutricional…
En algunos casos, puede ayudar sumar una mirada nutricional. No para decir qué comer, sino para calmar el cuerpo y cuestionar ideas rígidas sobre las dietas o el control. Así, es más fácil empezar a entender lo que pasa con la comida.
Dietista integrativa
¿Para quién es este espacio?
Si lo has intentado todo
Planes, dietas, menús, listas. Si has hecho todo “lo que se supone que hay que hacer” y aun así sigues sintiendo malestar, este espacio puede ayudarte a pensarlo de otro modo.
Si no sabes qué te pasa, pero te pasa
A veces no hay una causa clara ni un motivo evidente.
Sólo una sensación de lucha constante con la comida, con el cuerpo, contigo misma.
Aquí no hace falta saberlo todo para empezar.
Si buscas otra forma de escucharte
Este espacio no es para corregirte, sino para escucharte.
No busca cambiarte, sino ayudarte a entender qué hay detrás de lo que se repite y no se puede explicar fácilmente.
Aquí no se pauta ni se corrige lo que comes.
Se escucha lo que eso significa para ti.
No hace falta tenerlo todo claro para empezar
Puedes traer tu malestar, aunque no sepas cómo contarlo
Aquí no se juzga, se escucha
Si quieres saber quién te acompañará en este proceso puedes leer más sobre mí aquí.

¿Empezamos?

Preguntas frecuentes
¿Qué es la relación con la comida?
Es el modo en que cada persona se vincula con los alimentos: cómo elige, cómo come, cómo se siente al hacerlo. No solo influye el hambre física, también lo emocional, los hábitos adquiridos, la historia personal y la percepción del cuerpo.
¿Por qué comer genera culpa a veces?
Porque muchas veces lo que se come no está guiado por el hambre física, sino por emociones como ansiedad, frustración o inseguridad. Además, el contexto social suele imponer juicios sobre lo correcto o lo permitido, lo que aumenta la presión. En terapia, se trabaja para comprender esa culpa y reducir su impacto.
¿Qué papel juegas las emociones al comer?
Las emociones influyen mucho en cómo se come. A veces se come para calmar, para distraerse, o incluso para castigarse. Identificar qué emoción está detrás de ciertos hábitos alimentarios es clave para poder abordarlos sin recurrir a dietas o restricciones.
¿Es posible cambiar la relación con la comida sin hacer dieta?
Sí. De hecho, las dietas no abordan el origen del malestar y suelen perpetuar la sensación de fracaso. El cambio real empieza cuando se entiende qué función tiene esa forma de comer y se puede hablar de ello con alguien que escuche sin juicio ni recetas prefabricadas.
¿Cuánto dura el proceso terapéutico?
Cada persona tiene su ritmo. Aquí no hay un número de sesiones preestablecido ni presión por resultados rápidos. El proceso se ajusta a lo que tú necesites trabajar.