Psicología y Psiconutrición

que significa tener un atracon

¿Qué significa tener un atracón?

¿Qué significa tener un atracón?

En nuestra sociedad, donde la relación con la comida está constantemente atravesada por discursos de salud, imagen y control, el atracón es un fenómeno que genera confusión y culpa en quienes lo experimentan. Muchas personas lo viven en silencio, sin comprender del todo su origen ni las razones que les llevan a repetir esta conducta. Pero, ¿qué significa realmente tener un atracón?.

El atracón: ni falta de voluntad ni antojo descontrolado

Se suele asociar el atracón con ingerir una gran cantidad de comida en poco tiempo. Sin embargo la cuestión va más allá del aspecto cuantitativo.

Un atracón es una irrupción que escapa al control consciente del sujeto, una manifestación de algo que excede lo puramente fisiológico. Puede aparecer en momentos de angustia, ansiedad o insatisfacción, funcionando como una respuesta automática que busca aliviar temporalmente una incomodidad emocional.

Es importante saber que el atracón no depende de falta de voluntad ni es un «antojo» descontrolado.

Que socialmente se crea que la solución es «tener más autocontrol» o «evitar la tentación», pone de manifiesto el desconocimiento sobre la complejidad del problema. Un atracón no ocurre porque la persona sea débil o no tenga disciplina, sino porque hay algo más profundo en juego: una necesidad emocional que no está pudiendo ser reconocida ni satisfecha de otra manera. Los atracones suelen estar precedidos por un estado de tensión o malestar emocional y la persona los vive como un impulso que no puede detener, incluso aunque lo intente. Esta sensación de descontrol es clave para diferenciar un atracón de una simple ingesta excesiva de comida.

La relación entre el atracón y la gestión emocional

A veces sentimos que nos falta algo pero no sabemos exactamente qué es. Esa sensación puede ser confusa y frustrante y, aunque intentemos ignorarla, sigue presente. Muchas personas recurren a distintas estrategias para intentar calmar esa sensación: algunas se refugian en el trabajo, otras en las redes sociales, en las compras o en la comida.

El atracón aparece como una forma de calmar, al menos por un momento, ese malestar. La comida, en esos casos, no es solo un alimento, sino un recurso para gestionar emociones que pueden resultar difíciles de afrontar. Quizás hay tristeza, estrés, ansiedad o sensación de soledad pero, en lugar de reconocerlas y darles un espacio, el atracón aparece como una salida rápida.

El problema sigue agravándose ya que, tras ese alivio momentáneo, suele aparecer la culpa y el malestar, creando un ciclo que se repite una y otra vez. Además las emociones que llevaron al atracón siguen allí, sin haber sido realmente resueltas. Esto refuerza la idea de que el problema no está en la comida en sí, sino en la forma en que se la está usando para gestionar algo que va más allá del hambre física.

¿Cómo reconocer si estoy teniendo atracones?

Si te preguntas si lo que experimentas puede considerarse un atracón, aquí hay algunas señales que pueden ayudarte a identificarlo:

  • Sensación de pérdida de control sobre lo que comes, sin poder detenerte aunque quieras.

  • Ingesta rápida y compulsiva, a veces sin hambre real o sin registrar el sabor de los alimentos.

  • Sensación de culpa, vergüenza o malestar emocional tras el episodio, que puede generar aún más ansiedad y predisponer a futuros atracones.

  • Uso de la comida como un mecanismo de regulación emocional, para calmar la ansiedad, el estrés o la tristeza en lugar de responder a una necesidad fisiológica.

  • Repetición del episodio a lo largo del tiempo, generando un ciclo difícil de romper y afectando la relación con la comida y el propio cuerpo.

Reconocer estos patrones es el primer paso para entender el problema y poder abordarlo de manera consciente.

La influencia del entorno en los atracones

Los atracones pueden estar ligados a mandatos, expectativas o discursos internalizados sobre el cuerpo, la alimentación y el placer. La presión social por mantener cierto peso, las dietas restrictivas y la relación con la imagen personal pueden generar una desconexión con las propias necesidades reales.

En muchos casos la comida se convierte en una herramienta de compensación emocional, funcionando como una especie de refugio ante exigencias externas o internas. ¿A quién se intenta satisfacer con ese exceso de comida?. ¿Qué necesidad interna se está tratando de acallar?.

Cuando hay algo que queremos o necesitamos pero no podemos reconocerlo o expresarlo la comida puede convertirse en una forma de llenar ese espacio. Es como si en lugar de escuchar lo que realmente nos pasa intentáramos taparlo con comida. Esto no significa que el deseo de comer sea el problema, sino que a veces se usa para evitar afrontar que realmente está causando malestar. Cuanto más podamos identificar lo que nos está pasando más opciones tendremos para responder de una manera diferente.

¿Por qué no es posible una solución rápida?

Muchas personas buscan soluciones rápidas para los atracones, esperando que con una dieta, un plan de control o un cambio de hábitos el problema desaparezca. Como hemos explicado, el atracón no es solo una cuestión de comida, sino una manifestación de conflictos emocionales. Por eso abordarlo requiere tiempo, paciencia y un trabajo personal sostenido.

El proceso terapéutico implica descubrir qué hay detrás de los atracones, identificar las emociones que los disparan y aprender formas más saludables de manejarlas. Esto no ocurre de la noche a la mañana, porque muchas de estas dinámicas han estado presentes por años.

La terapia no ofrece soluciones instantáneas ni recetas mágicas, sino un espacio para construir un cambio genuino y duradero. A través del trabajo terapéutico la persona puede aprender a relacionarse con sus emociones de otra manera, sin recurrir a la comida como única vía de escape. Este proceso permite no solo disminuir la frecuencia de los atracones sino también mejorar la relación con el propio cuerpo y fortalecer el bienestar emocional.

¿Cómo puede ayudar la terapia?

Si te identificas con estas experiencias es importante saber que la solución está en la posibilidad de comprender qué hay en juego en esos episodios. No se trata solo de cambiar hábitos alimenticios sino de trabajar sobre las emociones y pensamientos que sostienen este patrón.

La terapia ofrece un espacio donde se pueden explorar estas experiencias sin juicio ni culpa. A través del diálogo se pueden identificar las emociones que llevan al atracón y encontrar maneras más satisfactorias de manejarlas. Los atracones son la forma en la que una persona maneja su ansiedad, su tristeza o su enojo porque no ha encontrado otra manera de hacerlo. La terapia ayuda, precisamente, a reconocer esas emociones y a encontrar herramientas más saludables y satisfactorias para abordarlas.

El proceso terapéutico permite revisar la relación con la comida y el cuerpo, entendiendo cómo se han construido esos vínculos a lo largo del tiempo y qué creencias pueden estar influyendo en la manera en que una persona se alimenta. Se trata de construir una relación más consciente y gratificante con la comida, donde el bienestar emocional no dependa de ella.

Si sientes que los atracones forman parte de tu vida y te generan sufrimiento buscar ayuda es un paso importante. Un proceso terapéutico permite abordar el problema desde su raíz, sin moralismos ni soluciones rápidas, sino con la construcción de un conocimiento sobre uno mismo que posibilite un cambio real y sostenido.

Si tienes alguna pregunta o deseas obtener más detalles no dudes en contactarnos.

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