Psicología y Psiconutrición

Cómo dejar de comer por estrés

¿Cómo dejar de comer por estrés?

Cómo Dejar de Comer por Estrés

Lo que la comida no puede llenar

Marta llegaba a casa después de un día agotador. Trabajo, tráfico, mil cosas pendientes en la cabeza. Apenas cerraba la puerta, se dejaba caer en el sofá y, casi sin pensar, iba a la cocina. Un poco de pan, un trozo de chocolate, unas galletas. “Me lo merezco”, pensaba. Y por un rato, el mundo parecía detenerse.

Pero después venía la culpa. “¿Por qué hago esto?. ¿Por qué no puedo controlarme?”. Se prometía que al día siguiente comería mejor, que tendría más fuerza de voluntad. Pero el ciclo se repetía una y otra vez.

Lo que Marta no sabía es que su problema no era la comida. Tampoco era falta de disciplina o de voluntad. Era el estrés, la ansiedad y el cansancio buscando una salida a través de la comida.

Estrés y Alimentación: ¿Por Qué Comemos de Más?

El estrés no es solo “estar nervioso”. Es una carga que se acumula en el cuerpo y en la mente, muchas veces sin darnos cuenta. Se manifiesta en el insomnio, la irritabilidad, la sensación de estar al límite… y también en la comida.

Cuando estamos bajo estrés, el cuerpo se mantiene en alerta constante. Buscamos un alivio rápido, algo que nos haga sentir bien al instante. Y la comida lo consigue… pero solo por un momento. Luego, la culpa y el malestar vuelven, y con ellos, el impulso de comer otra vez.

Más que Dietas: La Clave Está en Escucharse

Muchas personas intentan romper este ciclo con dietas, ejercicio o autocontrol. Pero si la comida se ha convertido en una forma de calmar la ansiedad, ningún cambio externo será suficiente hasta que entendamos qué está pasando dentro de nosotros.

Por eso, más que preguntarte qué comes, es importante preguntarte: ¿por qué lo hago?. Si fuera solo hambre, cualquier alimento serviría. Pero cuando el impulso de comer aparece en momentos de estrés o angustia, la comida está ocupando un lugar que no le corresponde.

La Terapia: Un Camino para el Cambio

Marta intentó de todo para controlar su alimentación, hasta que decidió probar algo diferente: hablar de lo que le pasaba. En terapia, descubrió que la comida no era el problema, sino la forma en que había aprendido a gestionar la ansiedad, la exigencia, la sensación de no ser suficiente.

El proceso no fue inmediato, pero poco a poco dejó de castigarse, empezó a escucharse y entendió que lo importante no era la comida, sino lo que estaba intentando llenar con ella.

Con el tiempo, el impulso de comer por estrés perdió fuerza. No porque se prohibiera ciertos alimentos, sino porque ya no los necesitaba de la misma manera.

Cómo Empezar a Dejar de Comer por Estrés

Si sientes que el estrés está afectando tu relación con la comida, buscar ayuda puede ser el primer paso. La terapia no ofrece soluciones mágicas, pero permite entender qué hay detrás de esos impulsos y encontrar formas más sanas de gestionar el malestar.

💬 ¿Te has sentido identificada?. Escucharte es el primer paso para cambiar.

 

Bibliografía

  • Rodríguez García, J. (2019). «Relación entre el estrés y la obesidad.» Entretextos, 11(32), 35-50.

  • García-Hermoso, A., & Saavedra, J. M. (2021). «Relación entre la obesidad y el estrés laboral: una revisión sistemática.» Medicina y Seguridad del Trabajo, 67(262), 112-123.

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