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¿Cómo saber si necesito ir al psicólogo?
Muchas personas se hacen esta pregunta, aunque no siempre en voz alta.
“¿Lo mío será tan grave?”, “¿Es para tanto?”, “¿O se me pasará solo?”
Como psicóloga, he escuchado múltiples formas de esa misma duda. Y todas son legítimas.
No siempre el malestar grita. A veces, solo susurra una incomodidad constante, una desconexión, una repetición que duele.
Acudir a un proceso terapéutico no es una señal de debilidad.
Es, muchas veces, el primer paso hacia una forma distinta de estar contigo, de entender lo que te ocurre y de tomar la palabra sobre tu propia vida.
No hace falta tocar fondo para pedir ayuda
Existe la creencia de que la terapia es solo para quienes “están muy mal”.
Pero en realidad, muchas personas acuden sin una gran crisis, solo con la sensación de que ya no pueden seguir igual.
El inicio de una terapia puede surgir de una pérdida, de una ruptura, de un duelo. Pero también de un “no sé”: no sé qué me pasa, no sé por qué estoy así, no sé cómo seguir.
A veces, empezar a hablar es el inicio de un cambio profundo, aunque al principio parezca solo una pequeña grieta.
¿Cuándo ir al psicólogo en Bilbao?
No hay una fórmula exacta.
Pero hay señales. Algunas más visibles, otras más sutiles. Estas son algunas de las más frecuentes que, como psicóloga, he visto en quienes deciden pedir ayuda:
1. Te sientes emocionalmente sobrepasada
Ansiedad, irritabilidad, llanto fácil o una especie de embotamiento emocional. Todo pesa más de lo habitual.
2. Te cuesta disfrutar
Lo que antes te ilusionaba ahora te deja indiferente. Falta de entusiasmo, desconexión del deseo.
3. Tu cuerpo también habla
Insomnio, cambios en el apetito, atracones, tensión constante. El cuerpo a veces expresa lo que no se ha podido decir.
4. Vuelves una y otra vez al mismo lugar
Relaciones, trabajos, decisiones… La sensación de que te repites en situaciones que te hacen daño.
5. No puedes estar contigo en paz
Evitas el silencio, necesitas estar ocupado/a todo el tiempo, o hay pensamientos que no logras acallar.
¿Qué puede ofrecerte un proceso terapéutico?
🔹 Un trabajo para comprender y transformar el malestar
A veces, el síntoma no es solo algo que queremos quitar.
Es también una señal de que algo necesita ser escuchado de otra manera.
Desde una orientación psicoanalítica, la terapia no busca silenciar el malestar como si fuese un enemigo.
Busca entender qué dice de ti, qué historia arrastra, y qué necesitas elaborar para dejar de sufrir de la misma forma.
No es un camino inmediato, pero es un trabajo profundo.
Y no lo haces solo/a.
🔹 Una forma de salir de lo que se repite
Muchos malestares se sostienen en dinámicas repetidas.
Patrones que no eliges, pero que parecen inevitables. En consulta trabajamos para detener esa repetición y construir nuevas formas de estar contigo, con los demás y con tu deseo.
🔹 Un espacio donde hablar sin juicio
En consulta no necesitas estar bien, ni tenerlo todo claro.
Puedes venir con tus silencios, tus dudas o tu malestar.
No se trata de consejos, ni de soluciones rápidas. Se trata de abrir un espacio donde lo que te pasa pueda tener lugar, sin juicios ni correcciones.
Pero… ¿y si no sé qué me pasa?
Ese es, justamente, uno de los motivos más frecuentes por los que muchas personas acuden a consulta.
No hace falta tener un diagnóstico. No hace falta tener una respuesta.
A veces, basta con sentir que algo duele y querer entenderlo.
¿Y si lo que necesitas es hablar con una psicóloga en Bilbao?
Si llevas un tiempo conviviendo con ese malestar, y te preguntas cuándo ir al psicólogo en Bilbao, tal vez este sea el momento.
Un proceso terapéutico no exige que llegues con todo claro. Solo requiere de tu deseo de no seguir igual.
Puedes comenzar por una conversación.
Estás a tiempo. Siempre se está a tiempo.
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¿Es normal no saber si necesito un psicólogo?
Sí. Muchas personas llegan a consulta solo con la sensación de que algo no va bien. La duda también puede ser una señal. La terapia no requiere certezas, solo la disposición a comenzar.
¿Y si empiezo y no se qué decir?
Eso también es parte del proceso. El silencio, la confusión, incluso la incomodidad pueden ser un punto de partida. Como psicóloga, estoy para acompañarte también en ese momento.
¿Y si ya he probado otras terapias y no me ha servido?
Cada proceso es distinto. A veces no es que la terapia “no funcione”, sino que no fue el momento adecuado o el enfoque no conectó contigo.
Este puede ser un nuevo comienzo, sin expectativas forzadas.