¿Qué decir a una adolescente con anorexia?: guía práctica para familias
La anorexia es una patología que afecta no solo al adolescente sino también a su entorno familiar. Aunque por los síntomas puede parecer un problema de alimentación en realidad es una señal de que algo más profundo está ocurriendo. En este artículo trataremos algunas claves para entender esta situación y cómo las familias pueden acompañar de la mejor manera posible. Sin embargo es importante subrayar que los ejemplos y recomendaciones que aquí se ofrecen son generalidades. Cada adolescente y cada familia tienen sus propias necesidades y particularidades. Es en el espacio terapéutico donde estas pueden abordarse de manera más precisa y personalizada.
El mensaje detrás de la anorexia
Cuando un adolescente desarrolla anorexia está intentando decir algo a través de su relación con la comida y con su cuerpo. No siempre es fácil para él o ella poner en palabras lo que está sintiendo o viviendo y el síntoma se convierte en una forma de expresarse. Esto no significa que sea un capricho ni que se trate de una simple búsqueda de delgadez o perfección. Cada caso es único y lo que hay detrás de la anorexia puede variar enormemente de una persona a otra.
Por eso es crucial evitar caer en interpretaciones cerradas o asumir que lo que funciona en un caso será válido para todos. Si bien aquí ofrecemos algunas pautas generales, es importante entender que la vivencia de tu hijo o hija puede ser distinta y que el acompañamiento especializado será vital para abordar su situación particular.
Cómo acompañar a tu hijo o hija: pasos prácticos para las familias
Estas recomendaciones pueden servir como una guía inicial para las familias que se encuentran en esta situación pero siempre con la conciencia de que cada dinámica familiar y cada adolescente requieren un abordaje personalizado.
1. Escucha sin juzgar
El adolescente necesita sentir que puede hablar de lo que está viviendo sin temor a ser malinterpretado o criticado. La anorexia, en muchos casos, es un intento de expresar algo que no puede ser dicho de otra manera.
- Cómo hacerlo: Hacer preguntas abiertas y demostrar interés sincero en lo que siente, más allá de lo que come o deja de comer. Por ejemplo: «¿Cómo te estás sintiendo últimamente?» o «¿Hay algo que te preocupe y que quieras compartir con nosotros?».
2. No te centres solo en la comida
Aunque el síntoma principal sea la restricción alimenticia el problema no radica exclusivamente en lo que come o deja de comer tu hijo o hija. Enfocarse únicamente en la comida puede generar más tensiones y hacer que el adolescente se cierre aún más.
- Qué puedes hacer: En lugar de insistir en que coma más o regañarle, intenta entender qué le preocupa o qué le hace sentir insegura. Sin embargo, es importante recordar que en algunos casos el rechazo a la comida puede ser una forma de ganar autonomía y esta interpretación debe ser trabajada en terapia.
3. Reconoce su malestar, aunque no siempre lo entiendas
Puede ser difícil entender por qué tu hijo o hija está actuando de esta manera pero es importante reconocer que está pasando por algo que para él o ella es muy real. Mostrar empatía puede ser el primer paso para crear un espacio de confianza.
- Qué decir: En lugar de tratar de explicar o justificar su comportamiento intenta validar su experiencia diciendo algo como: «Entendemos que esto es difícil para ti. No hace falta que lo expliques todo ahora, pero estamos aquí para apoyarte en lo que necesites.»
4. Reflexiona sobre las dinámicas familiares, sin culpas
Es común que, al hablar del papel de la familia, algunas personas se sientan señaladas o a la defensiva. No se trata de buscar culpables sino de entender cómo ciertas dinámicas pueden influir en el bienestar emocional del adolescente. Cada familia tiene su propia historia y contexto, y lo que funciona para una puede no ser aplicable a otra.
- Cómo hacerlo: Pregúntate, como familia, qué cambios podrían ser positivos para todos. Por ejemplo: «¿Podemos mejorar la forma en que hablamos sobre las emociones?. ¿Estamos dedicando suficiente tiempo para escucharnos unos a otros?». Estas son reflexiones generales que pueden ayudar, pero en terapia es donde se identifican con precisión las necesidades de cada núcleo familiar.
5. Sé paciente y respeta su tiempo
El proceso de recuperación de la anorexia no es rápido ni lineal. Cada adolescente tiene su propio ritmo para abrirse, para procesar lo que está viviendo y para cambiar. Forzarle a avanzar antes de que esté preparado puede ser contraproducente.
- Qué puedes hacer mientras tanto: Mantén una comunicación abierta y sincera, sin presionar. Demuéstrale que estarás ahí cuando esté lista para hablar o pedir ayuda.
¿Cómo puede ayudar la terapia?
En el trabajo terapéutico se aborda la particularidad de cada caso, teniendo en cuenta tanto al adolescente como a su entorno familiar. El objetivo no es «arreglar» al adolescente o imponerle cambios, sino crear un espacio donde pueda sentirse escuchado y comprendido.
La terapia también ayuda a las familias a entender cómo pueden acompañar mejor a su hijo o hija. Esto incluye trabajar en la comunicación, identificar patrones que puedan estar influyendo en el síntoma y encontrar nuevas formas de relacionarse como familia. Se trata de entender las necesidades específicas de cada familia y cada joven.
Un mensaje final para las familias
La anorexia es un desafío que puede generar mucha angustia, pero también es una oportunidad para que el adolescente y la familia crezcan y se fortalezcan. Es importante recordar que cada caso es único y que no todas las recomendaciones generales serán aplicables a tu situación.
Con tiempo, paciencia y el apoyo adecuado, es posible superar este momento.