Cuando comer remueve: emociones, culpa y relación con la comida

2 de junio de 2025

por Ainhoa Cebrecos

Bienvenida. Te esperábamos. Has llegado a tu propio espacio, aunque todavía no lo sepas del todo. Pasa, ponte cómoda.

Ahora mira la imagen que acompaña este texto.

relación emocional con la comida

Una mesa preciosa, repleta de platos coloridos, preparada con gusto e ilusión para una comida entre amigas o en familia.

Esa es la interpretación evidente. Lo que cualquiera diría.

Pero… ¿y si te pregunto qué sientes al mirarla?.

Ahí entramos en otro lugar. Uno que cuesta más transitar.

Puede que sientas angustia.
O vergüenza.
Tal vez envidia.
Ansiedad.
Un rechazo que no sabes explicar.
Un cansancio que pesa más de lo que puedes contar.
Incluso asco.
Y si es así, estás en el lugar correcto.

Porque comer no siempre es solo comer. Porque cuando hay malestar con la comida, la culpa, el control o el miedo pueden aparecer sin que sepas muy bien por qué. Porque la relación emocional con la comida no se resuelve con menús ni con fuerza de voluntad. Se piensa, se escucha y se trabaja con cuidado.


¿Qué sientes al comer?

El hecho de comer es universal. Todas lo hacemos. Pero la forma en la que cada una lo vive es totalmente singular.

Algunas veces comemos porque el cuerpo lo pide.
Pero muchas otras, lo hacemos por otras razones: por ansiedad, por tristeza, por aburrimiento, por impulso.
Comemos para calmar, para tapar, para sostener lo que duele.
A veces, comemos simplemente porque no podemos hacer otra cosa.

Y luego aparece la culpa.
El cansancio mental.
Las dietas sin fin.
El atracón.
El rechazo corporal.
El pensamiento constante en la comida.
Y muchas veces sentimos que es ella, la comida, la que nos lleva de la mano. No somos nosotras quienes decidimos.

Detrás de esas formas de comer suele haber algo que insiste. Algo que no ha podido decirse todavía.


¿Y si lo que necesitas no es controlarlo, sino entenderlo?

Aquí no damos pautas. No buscamos corregir. Tampoco forzamos un cambio.
Aquí escuchamos. Lo que se repite. Lo que duele. Lo que aparece en el vínculo con la comida y con el cuerpo.

Trabajamos desde la palabra, desde lo que todavía no se ha podido nombrar. Porque muchas veces no se trata de fuerza de voluntad, sino de todo lo que hay detrás.

Y cuando el proceso lo requiere, puede ser útil sumar la mirada de una dietista integrativa. No para imponer. Sino para ayudar a calmar el cuerpo, desmontar el ruido de creencias y mitos alimentarios, y dejar espacio a lo que se está elaborando en lo emocional. Una intervención que no borra lo psicológico, sino que lo sostiene.


Un lugar donde empezar a hablar de lo que cuesta

No hace falta tenerlo claro.
Basta con saber que algo se repite.
Que hay culpa después de comer.
Que lo que haces con la comida te hace daño y no sabes muy bien por qué.

Este puede ser ese primer espacio. Un lugar donde empezar a entender tu relación emocional con la comida.
Sin juicios.
Sin exigencias.
Un espacio donde lo que pesa encuentre palabras.

Si quieres saber cómo abordamos esto en consulta:

Cada historia tiene su forma. Esta puede ser la tuya.

👉 Puedes escribirme para dar ese primer paso. Sin certezas. Solo el deseo de empezar a hablar.

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