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Cuando alguien comienza a sufrir un trastorno de la conducta alimentaria (TCA), muchas veces lo vive en silencio. Puede parecer que todo está bien desde fuera, pero por dentro hay un conflicto muy intenso: con el cuerpo, con la comida, con una misma.
La anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón o las formas más “invisibles” de malestar alimentario no son simples problemas de dieta. Son formas de expresión de un sufrimiento más profundo, que no siempre encuentra palabras. Y por eso mismo, el tratamiento no puede limitarse a normas alimentarias o planes de control.
¿Qué significa tratar un TCA?
Tratar un TCA no es corregir una conducta, sino comprender por qué esa conducta está ahí, qué función cumple, qué historia cuenta del malestar de esa persona. Muchas veces, el síntoma aparece como una forma de sostenerse, de calmar la ansiedad, de tener una sensación de control cuando todo lo demás parece incontrolable.
Por eso, el tratamiento empieza por la escucha. Por crear un espacio donde la persona pueda hablar sin miedo, sin juicios, sin presiones. Un espacio donde empiece a ser posible algo distinto.
¿Quién puede ayudar?
El tratamiento de un TCA suele implicar a varios profesionales. No porque el problema sea “demasiado grave”, sino porque la recuperación necesita acompañamiento desde distintas áreas:
- Psicóloga o psicoterapeuta: Es quien ofrece el espacio principal de escucha. Ayuda a comprender qué hay detrás del síntoma y cómo empezar a posicionarse de otro modo ante lo que duele.
- Nutricionista especializada en TCA: Acompaña desde el respeto, sin dietas rígidas ni imposiciones. Trabaja para reconstruir una relación segura y autónoma con la comida.
- Psiquiatra o médica: En casos donde hay riesgo físico o emocional, su intervención puede ser fundamental para estabilizar y sostener el proceso.
Este equipo no trabaja desde el control, sino desde el acompañamiento. Desde una mirada que respeta los tiempos, los miedos y también las resistencias.
En este sentido, cada vez más profesionales trabajan desde un modelo psiconutricional, integrando lo emocional con lo corporal, sin prisa ni presión, pero con una dirección clínica clara.
Si estás en Bilbao y buscas un equipo especializado que trabaje desde esta perspectiva, puedes conocer más sobre el enfoque en este enlace:
👉 Tratamiento de TCA en Bilbao con enfoque psiconutricional
¿Dónde pedir ayuda en Bilbao?
Además de la consulta privada, Bilbao cuenta con diferentes recursos donde es posible encontrar apoyo especializado.
➤ Recursos públicos
- Salud Mental (Osakidetza)
Puedes acceder a través de tu centro de salud. Desde Atención Primaria se realiza la derivación al equipo de salud mental, que puede incluir psicólogos clínicos, psiquiatras y, en algunos casos, seguimiento conjunto con nutricionistas del sistema público. - Centros de salud mental infanto-juvenil
En el caso de adolescentes, existen dispositivos específicos de atención dentro de la red pública.
💬 La vía pública puede ser un primer paso. Aunque los tiempos de espera varían, conviene pedir cita lo antes posible si se detecta sufrimiento o síntomas preocupantes.
➤ Asociaciones
- ACABE Bizkaia (Asociación contra la Anorexia y la Bulimia)
Ofrecen orientación a personas afectadas y a sus familias, talleres, grupos de apoyo y actividades de prevención.
Web: acabebizkaia.org - FEACAB (Federación Española de Asociaciones de ayuda y lucha contra la Anorexia y la Bulimia)
Aunque no están en Bilbao, agrupan diferentes recursos que pueden orientar a quienes buscan ayuda local o nacional.
¿Cuándo pedir ayuda?
No es necesario que los síntomas sean extremos para pedir ayuda. A veces el malestar empieza de forma muy silenciosa, con cambios en la forma de comer, pensamientos obsesivos sobre el cuerpo o emociones difíciles de manejar.
Estas son algunas señales de alerta:
- Comer cada vez menos (o perder el control al comer)
- Obsesión con el peso, la imagen o la báscula
- Vomitar, usar laxantes o hacer ejercicio de forma excesiva
- Aislarse socialmente, estar irritable o muy triste
- Sentir culpa o ansiedad intensa después de comer
Pero más allá de cualquier lista de síntomas, hay algo más importante:
si hay sufrimiento, ya es razón suficiente para pedir apoyo.
¿Y si no quiero dejar el síntoma?
Muchas personas no quieren dejar de restringir, de vomitar o de controlar su cuerpo, porque eso les da una sensación de seguridad. Y eso no es algo que se imponga desde fuera.
El tratamiento no empieza cuando “quiero curarme”, sino cuando alguien empieza a escucharme sin juicio.
Desde ahí, puede nacer otra cosa. Algo nuevo, más propio. Un deseo diferente.
¿Se puede salir?
Sí. Se puede salir. Pero no es un camino rápido, ni fácil. Hay recaídas, dudas, miedos. Y también hay momentos de descubrimiento, alivio, conexión con una misma, con uno mismo.
Lo más importante no es “ir bien”, sino estar acompañada, acompañado, mientras algo empieza a cambiar.
Una palabra para terminar
Si estás leyendo esto porque algo te preocupa, en ti o en alguien cercano, no hace falta que tengas todas las respuestas. Solo hace falta que no lo sigas viviendo a solas.
Buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino el primer paso para dejar de sufrir como hasta ahora. Lo demás se puede trabajar paso a paso, con respeto, presencia y escucha.