Las maletas que no se ven: cuando el cuerpo carga lo que no se dice

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17 de julio de 2025

por Ainhoa Cebrecos

Cargas que no se ven, pero se sienten

Hay cargas que no se ven, pero agotan.
No se llevan en las manos ni en una mochila.
Se alojan en el cuerpo, sin pedir permiso.
A veces, como una tensión que no se va.
Otras, como un hambre que no tiene origen claro.
No tienen forma ni nombre, pero pesan.
Y mucho.

👉 A veces el cuerpo habla cuando no encontramos las palabras.

El síntoma como forma de lenguaje

El síntoma no siempre aparece con ruido. A veces se presenta como cansancio, como falta de ganas, como un cuerpo que parece ir en una dirección y el deseo en otra. Se come sin hambre, se duerme sin descanso, se vive con una sensación de peso que no responde a ninguna causa concreta.

Cuando algo no puede nombrarse, muchas veces se actúa. Y el cuerpo, que no sabe mentir, se convierte en escenario de eso que no se dice. El cuerpo como superficie donde se inscriben los conflictos, las renuncias, las heridas viejas.

Lo que no se reconoce, se repite en el cuerpo

En consulta, muchas personas llegan con una frase parecida: «No me pasa nada, pero me siento fatal». No es que no haya motivos. Es que están tan enterrados, tan naturalizados, que ya no se perciben como propios. Y entonces aparece el síntoma. No como enemigo, sino como una señal. Como una forma de saber que algo está pidiendo ser escuchado.

Soltar lo que no es tuyo

No todo lo que pesa es tuyo. Muchas veces cargamos con mandatos heredados, con exigencias que vienen de lejos, con formas de vivir que ya no nos sirven. Revisar esas maletas invisibles no es fácil. Pero es necesario. Porque el cuerpo no puede sostener indefinidamente lo que la palabra calla.

Un primer paso: ponerle palabras

Para acompañarte en este proceso, te invito a conocer más sobre la terapia para la ansiedad en Bilbao y la psiconutrición. A veces, empezar a poner palabras al síntoma es el primer paso para soltar lo que no te corresponde.

Elegir qué llevar y qué soltar

Viajar ligero no significa no sentir.
Significa elegir qué merece ser llevado.
Y qué, por fin, puede ser soltado.

¿Y tú, qué estás cargando sin darte cuenta?

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